- Referencia de un libro: “…Hablando de los árboles…Da igual el árbol que sea; el tilo en el patio de la casa, el roble detrás de la vieja granja, los grandes olmos que hoy ya no existen, los pinos doblados por el viento en las costas, etc. Hay tanta humanidad en esta capacidad de amar los árboles, tanta nostalgia de nuestros embelesos primeros, tanta fuerza en este sentirse tan insignificante en el seno de la naturaleza…Si, eso es: la evocación de los árboles, de su majestuosidad indiferente y del amor que por ellos sentimos nos enseña cuán irrisorios somos, viles parásitos que pululamos en la superficie de la tierra, y al mismo tiempo nos hacen dignos de vivir, pues somos capaces de reconocer una belleza que no nos debe nada”
Por Muriel Barbery, en “La elegancia del erizo”
Estas reflexiones nos pueden mostrar la importancia de transmitir valores y creencias sobre la vida, generadoras de los pilares básicos de la esencia del ser humano, y que tan necesarios son para que los niños crezcan con fortaleza.
Los valores como antídotos para prevenir muchas problemáticas que traen a los niños a consulta.
Lo que llamamos trastornos de conducta reunen síntomas, que son numerosos avisos que el niño transmite al adulto, signos de malestar en forma de enfados y faltas de respeto, que son muestra de un malestar internor o una dificultad en vincularse afectivamente con el mundo exterior de una forma más sana.
Lo que cada uno necesita.
¿Cambio yo? ¿ O cambias tu?
Muchas veces no se trata de quién lo está haciendo mal, si los padres o el niño.
El sentimiento de culpa puede hacernos dudar de nuestro rol como adultos, padres o profesionales. Son muchos los factores a tener en cuenta, y lo que nos ayuda es tomar conciencia de que podemos hacer o dejar de hacer para que el sistema familiar varie, más que responsabilizar a un miembro u otro.
¿ Quién es el objeto de tratamiento? El niño suele reflejar en su conducta el malestar que palpa a nivel familiar, escolar o simplemente dificultades del propia niño en adaptarse a su medio.
UN CUENTO
Mito de Majura (Africano):
«Majura (Hija de la tierra que conocía todas las especies de plantas y creó la agricultura), que molestaba al cielo cuando molía mijo (al darle con el mazo).
Cielo era padre de Lluvia, Nubes, Trueno y Rayo y todos ellos se fueron lejos, ya que Cielo estaba cansado de que Majura le diera con el mazo.
Majura al principio estaba feliz de no tener que estar pidiéndole perdón continuamente a Cielo por darle con el mazo, pero con el tiempo empezó a echar de menos a Lluvia y Nubes, pues la agricultura dejó de ser productiva y la piel de su madre Tierra se estaba secando.
Entonces pidió consejo a su madre Tierra y lo siguió, obtuvo la mejor pepita de oro y plata para dársela en ofrenda a cielo para reconciliarse, éste la accedió y la perdonó pero se quedó arriba junto a sus dos hijos Trueno y Rayo (Que seguían buscando venganza y se dice que a día de hoy siguen buscando a Majura), pero Nubes y Lluvia bajaron (cosa que Majura agradeció, ya que la piel de su madre Tierra volvió a regenerarse).
Por último la pepita de oro se convirtió en el Sol, y simbolizaba el día.
Por otra parte la de plata simbolizaba la noche.»
Mi Conclusión:
Tus necesidades, lo que quieres conseguir en tu día a dia depende de tí y de lo que te rodea. Buscar un equilibrio en lo que tu tienes que ofrecer y lo que pides o necesitas, es un buen objetivo para cuidar tu estabilidad emocional. Para ello a veces hay que para y buscar apoyo, para estar bien.
Cuando tenemos cerca un niño que presenta problemas de conducta ( desobediencia, la oposición, la agresividad, trastorno negativista desafiante, déficit de atención o hiperactividad, trastorno disocial) conviene que el adulto se cuide y fortalezca para hacer frente a ese malestar, y poder acompañar al niño en su mejora y adaptacion.
mas talleres sobre naturaleza y arte, enseñarles cosas bellas que les rodean, potenciar y animar a que fluyan los valores que les harán felices….muy bonito!
gracias, que buenas ideas aportas
muy buen articulo Susana!
«Lo que llamamos trastornos de conducta reunen síntomas, que son numerosos avisos que el niño transmite al adulto, signos de malestar en forma de enfados y faltas de respeto, que son muestra de un malestar internor o una dificultad en vincularse afectivamente con el mundo exterior de una forma más sana.»