Seguridad interna, la conexión Social. Música y Autoregulación.

“¿Sabes que nuestra alma está compuesta de armonía?”

-Leonado Da Vinci.

En muchas lenguas bantúes, Ubuntu significa que una persona solo se convierte en persona a través de otras personas. soy humano porque todos lo somos. Como resultado de décadas de estudios, sabemos que estar separado de la conexión social, aislado de otras personas, es un factor de riesgo que afecta a la salud física y emocional.

Nuestro sistema nervioso autónomo se mueve en los patrones habituales de defensa adaptativos y hace que el estado fisiológico de seguridad no esté disponible. Vivimos en una cultura y momento vital durísimo, que fomenta la independencia y la separación, pero hemos de recordar que estamos configurados para vivir en conexión.

Nuestra experiencia humana común es sentirnos tranquilos en presencia de otros y angustiados cuando nos abandonan ( Eisenberger, Lieberman y Williams, 2003).

La música nos rodea y nos acompaña a medida que avanzamos en nuestra vida diaria. Sus raíces son antiguas, y existen pruebas de que está presente en todas las culturas conocidas.

La música es tanto un modulador como un activador del sistema nervioso autónomo. Sistema que tiene nuestro organismo donde se asientan todos nuestros patrones de protección, al servicio de nuestra supervivencia. Sistema que no juzga lo que es bueno o malo, sino lo que nos hace sentir seguros a nivel emocional.

Las reacciones a la música, como la estimulación de partes del cerebro que procesan las emociones y el efecto en los niveles hormonales, parecen estar profundamente arraigadas en el sistema nervioso ( Chanda y Levitin, 2013). La música puede enviar sonidos de seguridad o indicar una llamada de supervivencia. Los músculos del sistema de compromiso social (cara, cabeza, oído medio) están activos tanto para escuchar como para producir música ( Porges, 2010). Autónomamente, se produce una neurocepción de inseguridad e respuesta a frecuencias de tonos agudos y graves, mientras que las frecuencias de voz human producen una neurocepción de seguridad. La música mueve cambios en los estados de nuestro sistema protector autónomo.

Si el sistema nervioso autónomo tiene 3 estados ( por los que transitamos a lo largo del día y de nuestra vida), podemos hacer un ejercicio de sintonizar con cada uno de estos estados, para ayudar a regularnos, a sentir de forma segura eso que nuestro organismo está procesando de forma autónomante, y acompañar a esas partes internas que se desregulan y nos generan intensidades emocionales difíciles de tolerar en ocasiones.

Compartir música, escuchada, bailada, creada, hace que sintamos la conexión necesaria para activar el sistema Dorsal Ventral, la parte de este sistema que nos hace sentir seguros, en pertenencia en RECIPROCIDAD ( Resonancia equitativa en relación al otro).

EL MAPA MUSICAL DE TU “Armonia Autónoma”

UNA PROPUESTA PARA PRACTICAR:

Crea una lista de reproducción
( quizá 5 canciones) para cada estado de tu sistema:

MAPA MUSICAL DEL SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO (Desregulacion por hiperactivación)

Para sintonizar con momentos de energía movilizadora, frenetico, inquietud, sensación de estar a punto de desbordar.

MAPA MUSICAL DEL VAGAL DORSAL ( Desregulacion por  hipoactivacion)

Donde tienes sensación de estar en blanco, de desconexión, apagamiento, colapso, sensación de neblina, de no poder conectar con los demás, sensación de despersonalización, tristeza profunda.

MAPA MUSICAL PARA EL VAGAL VENTRAL ( Seguridad, ligereza y conexión con una misma y social)

Cuando la sensación es que todo está bien, no es maravilloso ni perfecto, todo está bien, hay serenidad, el mundo es suficientemente seguro.

Extraído del libro: “La teoría Polivagal en terapia”. Cómo unirse al ritmo de la regulación. Deb Dana.

«Sentir el hogar en el que vivo»

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